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Título:
| Dulce locura |
Título original:
| Dulce locura | |
Serie:
| Hermanos Martí (3) | |
Autor/a:
| Anna Casanovas | |
Valoración:
| * * * * | |
| La chica: | Helena | |
| El chico: | Anthony | |
| Editorial: | Esencia |
Sinopsis
Anthony Phelps es arquitecto y el menor de tres hermanos de una de las familias más ricas de Inglaterra. Sin embargo, desde muy pequeño sufre un problema que lucha por ocultar. Cuando lo trasladan a España por cuestiones de trabajo, Anthony conoce a Helena.
En seguida conectan pero de repente, temeroso deque ella descubra su secreto, corta la relación. Hasta que, casi un año más tarde, se encuentran y Helena le pide consejo para seducir a un compañero de la facultad. Aunque Anthony cree morir al oír esas palabras, acepta ayudarla sin dudar para tener una excusa para volver a verla...
En seguida conectan pero de repente, temeroso deque ella descubra su secreto, corta la relación. Hasta que, casi un año más tarde, se encuentran y Helena le pide consejo para seducir a un compañero de la facultad. Aunque Anthony cree morir al oír esas palabras, acepta ayudarla sin dudar para tener una excusa para volver a verla...
Opinión
No soy muy dada a escribir críticas cuando sus argumentos no me han resultado de una intensa carga emocional. Las que leéis mis críticas sois conscientes de este hecho. Pero flaco favor haría si no reseñara el tercer libro de Anna.
Comencé el libro pensando que iba a ser una historia ligera, algo ameno y entretenido que no me hiciera pensar mucho y me dejara un buen sabor de boca, lo que no esperaba es encontrarme con una novela que por momentos me hizo evocar buenos recuerdos.
Algo que me ha llamado poderosamente la atención es que cada capítulo va dedicado de alguna manera a una película de las que han marcado un antes y un después en la meca del cine, desde Cantando bajo la lluvia a Tú y yo pasando por Blade Runner, Los Goonies y ¡Matrix!.
Permitidme si en algún momento me tomo la licencia de añadir spoliers, aviso porque es muy innato en mí es chafar los libros revelando «cosas» que no tendría que revelar y que restan magnetismo a la novela en sus posibles futuros lectores, o no…
Lo que primero me llamó la atención en esta novela son los miedos e inseguridades de su protagonista masculino, Anthony Phellps. Conforme vas leyendo piensas ¿qué leches le sucede a esta criatura tan terrible como para no dejarle vivir en paz y ser feliz con una chica? Pues con una calidez que ya veo que es innata en su autora, Anna nos lo va a ir revelando. Muy lentamente, eso sí, tanto que llegué a pensar que jamás lo iba a descubrir. Pero en la vida me iba a imaginar que tenía heridas profundas en el alma por el continuo rechazo de un progenitor egoísta, egocéntrico y megalómano. Un desnaturalizado que no es capaz de querer a nadie. Un hombre que fue capaz de poner en duda la paternidad de su vástago porque no era «perfecto»; sí señoras, la palabra es perfecto. Nadie podría estar a la altura de un apellido como Phellps y menos un crío que es incapaz de leer.
Bueno ahí, casi me da un pasmo. Sé que en nuestra época de estudiantes (yo tengo 36, el prota creo recordar que 34) el problema de la dislexia no estaba muy reconocido ni su tratamiento tan extendido… pero de ahí a tacharlo de retrasado mental… ¡va un abismo! Pero sin duda alguna lo que me sacó de mis casillas es la manera tan burda que tiene de imponer este señor el respeto a un hijo por el que no siente ninguno. Ahora se está muriendo, ahora lo necesito, no me ha servido para nada más espero que al menos me resulte útil en mi enfermedad. ¡Vaya frialdad! ¡Vaya morro! ¡Vaya sinvergüenza! Seguiría pero el hombre ya no me puede oír, así que no continuaré por ese camino. Sí diré, no obstante, que ese rechazo en una persona de treinta años no marca gran diferencia, pero en un crío de ocho… la marca y mucho. Tanto es así que se siente un inútil y que de no haber sido por la buena de Miriam, su niñera, jamás abría podido salir a flote.
Incluso después de tantos años aún le colea ese maltrato (que no porque no sea maltrato físico no es tal). Aún así, cuando el padre le dice ven, él va. Va llevando en el fondo de su alma la esperanza de que su padre pueda por fin demostrarle un mínimo de cordialidad, cordialidad, he dicho bien porque de más le es sabido que jamás podrá sentir por él otros sentimientos más profundos.
Y en medio de toda esta debacle sentimental surge la figura de la chica cual sirena sacada del mar que va a volver su ordenado mundo patas arriba. Que le va hacer revivir sentimientos encontrados y que va a estar a punto de perder por culpa de sus miedos e inseguridades.
Helena, así se llama nuestra chica. Una de las cándidas y dulces hijas del matrimonio Martí, una de las hermanas de su gran amigo Guillermo.
Esta mujer le conquistará con su sencillez, con su amabilidad, con su corazón tierno, un corazón que indudablemente él (por inconsciente) le va a desgarrar más de una vez.
Pero si hay algo que no entiendo es la actitud de la familia de Helena hacia el final del libro cuando se enteran de la situación de la relación de ellos dos. Francamente, yo no tengo 5 hermanos, sólo tengo uno pero estoy segura que por muy amigo que fuese del que ha puesto en semejante brete a su hermana, no tardaría en saltar sobre el tipo en cuestión y partirle la cara.
Anna, disculpa mi opinión pero ni es lógico ni coherente, a mi parecer la actitud de los hermanos ni de Gabriel. Y desde luego mucho menos el pasotismo de Gabriel.
Pero si hay algo que desde luego supiste hacer fue a través de esos geniales e-mails poner los sentimientos a flor de piel. ¿Cómo no perdonar a quien ha realizado tal esfuerzo titánico? No le ha mandado unas cintas para que las oyese, eso hubiese sido más fácil. No le ha dejado mensajes en el contestador, eso hubiese sido lo cómodo. NO, él se ha sentado delante de un ordenador, y ha volcado en palabras (unas palabras que tanto le cuesta escribir) sus sentimientos. ¿Cómo no darle una segunda oportunidad?
Francamente, querida, lo hiciste de lujo.
No sé si os habéis leído los libros de ella pero tal y como nos tiene acostumbrada, su autora ha hecho del libro una trama simple pero hermosa, cálida y de sentimientos a flor de piel. Si necesitáis un libro con el que evadiros de la vida durante unas horas, «Dulce locura» es tu novela. Una historia de amor que le podría pasar a cualquier chica de nuestros días, incluso a nosotras mismas.

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