miércoles, 30 de septiembre de 2020

Sen Çal Kapımı - Bölüm 11

Buenos días, chicas. 

A falta de pocas horas para poder ver el nuevo episodio de «Sen Çal Kapımı», ¿qué os parece si hacemos un recorrido por el anterior? Pues vamos a ello. Sentaos cómodamente en vuestro sillón de lectura favorito con PC, tablet o móvil en mano y ¡comenzamos!

Nos dejamos el episodio anterior en un punto álgido de la trama de la serie donde los haya. Esa conversación entre Selin y Serkan con Eda de oyente pasiva pero a todas luces dolida. Una conversación que no tuvo parangón. Una mujer abriéndole su corazón a Serkan y diciéndole que le daba dos días para que tomara una decisión. Pero, hija mía... ¿qué decisión puede tomar con respecto a ti si su corazón ya tiene dueña? Lo tiene desde que sus ojos se cruzaron con los de ella en aquella escalera. Y si no eres consciente aún de su respuesta... ¿no puedes ver su actitud? ¿qué es lo primero que hace? Tomar de la mano a Eda. Y mírale los ojos, niña, es puro amor lo que se refleja en ellos cuando la mira. A ti no te mira así ni de coña. O eres tonta o eres ciega. O, lo peor, eres ambas cosas.

Pero avancemos que el episodio que nos ocupa es que no tiene desperdicio en lo que a ellos se refiere. Poco más vamos a poder hablar de lo que ocurre con el resto de los personajes porque todo queda opacado en esta ocasión por la historia de amor de nuestros protagonistas.

Ni siquiera los líos mentales que Engin se trae con Ceren, ni los celos que se profesan Aydan y Alptekim. Todas éstas quedan opacadas por el trae y lleva de #EdSer. Todo queda en segundo plano: el descubrimiento de Ayfer de que todo es un contrato... incluso la subtrama que se ha abierto en la empresa con la demanda por un accidente que, casualmente fue el que provocó el fallecimiento de los padres de Eda y la llamada de la tía de Eda a su madre para que ayude a Eda con sus estudios y la mande a Italia en un intento vano de separarla de Serkan. Estoy deseando conocer a esa abuela. Algo me dice que va a ser un punto de inflexión para muchos. Saldremos de dudas si las teorías que corren por Twitter son o no son ciertas. La más expeditivas de todas es que Fifí y Eda son realmente primas. ¡A saber!

Pero avancemos y retomemos. Subámonos en ese coche con Serkan y Eda y vayámonos de vuelta a casa con una canción que suena en la radio que... ¡macho, qué oportuna! Escuchadla y analizadla porque es que no tiene desperdicio. La BSO de su vida, de sus encuentros y desencuentros, lo que yo os diga. Interpretada por Başak Gümülcinelioğlu (Piril en la serie) y que lleva por título precisamente el de este «dizi»: Sen Çal Kapımı y que más adelante, casi al final del episodio, es poco menos que trascendental para Serkan; escucharla de nuevo, en el momento justo de tomar la decisión de su vida, es esencial, metafísico incluso.

Continuemos que aún hay mucho más. Cada día me gusta más Engin como amigo de Serkan. Como amigo de Serkan, repito. Como otro tipo de persona deja mucho que desear. Necesita un hervor. Pero como amigo de él... no tiene parangón. Es un buen Pepito Grillo. La forma en la que le dice que Eda es una realidad que qué piensa hacer con ella. Lo que más duele de esa conversación es lo convencido que está Serkan de que ella no lo quiere en su vida y está deseando deshacerse de él. Hay verdadera angustia en sus palabras...

«Escucha, Engin, ella reza cada vez que tiene la oportunidad para que yo deje de estar en su vida. ¿Esto es amor?»

«Creo que tú estás loco, hermano. Estás loco. Te vuelves completamente loco cuando no ves a esta chica en la oficina. Quieres que esté contigo las veinticuatro horas. ¿Acaso no te das cuenta?»

Pues al parecer, no. No se da cuenta. Pero el caso es que tanto una como el otro duermen con la púa que le regaló Serkan la primera y una foto de ambos el segundo sobre la almohada para sentir su presencia durante el sueño. Decir que están hasta las trancas el uno por la otra y la otra por el uno es quedarse bien cortos. Además es que los realizadores nos regalan un montaje de imágenes espectacular. Ella durmiendo en la parte izquierda de la cama y él en la derecha y ambos de cara al otro. Magnífica las tomas y el significado.

Pero avancemos. Parémonos en otra imagen ya costumbre. Cuando Serkan ve a Eda el pulso se le dispara, 😂😂😂. Ese reloj que lleva en la muñeca es un buen chivato de sus emociones y diga lo que diga... ¡no está estropeado!

-Sí que lo está.
-NO, no lo está y lo sabes.
-Si tú lo dices...
-No es que lo diga yo es lo que es.

Digo lo que dijo Leila: ¡Hombres! Nunca dan su brazo a torcer en asuntos sentimentales.

Voy a parar ahora. Con vuestro permiso, haré un inciso. Para hacer estas reseñas, antes veo al menos tres veces el episodio subtitulado y lo hago por distintas vías. El otro día descubrí algo que me sacó una sonrisa auténtica en los labios. No nombraré el medio pero si lo seguís sabréis a quiénes me refiero. Un grupo de traducción (bastante bueno, he de decir) añade comentarios a sus traducciones. Este equipo crea una suerte de comunicación entre ellas y nosotras (disculpad que use el femenino en lugar del masculino plural en esta ocasión pero es que el 99% somos chicas) y no puedo evitar soltar la carcajada porque es tal cual.

-¿En serio? Eso quiero verlo.
-Pues no te vayas muy lejos, que vamos a echar los fideos.
-¿Qué dices de fideos? ¿Te has vuelto loca?
-😂😂😂. No, no me he vuelto loca. Es una expresión hecha española. Significa que te quedes donde estás que luego te lo digo en el oído. Seguro que te ríes tanto o más que yo con ellas. Tamam?
-Si tú lo dices...
-Sí, lo digo yo. Ahora mantente en silencio, por favor, o no acabo.

Nos vamos de visita a una casa para remodelación. El anzuelo que le lanza Serkan a Eda para no perderla en cuestión de horas. La historia que le cuenta es muy del estilo de la guionista. Quien la ha seguido desde el principio lo aprecia y lo reconoce. El toque de ella es inconfundible y queda de manifiesto en las palabras que pone en boca de ellos.

«-¿Era un robot como tú?
-Me has hecho daño, Eda. Los robots también tienen corazón.»

Joder, anda que no. Pues claro que tienen corazón. El tuyo es bien blandito en lo que a ella concierne, encanto.

-Crees que me conoces mejor que yo mismo, Elf.
-No lo creo, lo sé. Es casi como si te hubiera parido. Anda y calla, canalla, 😘

Pero si es que sólo hay que ver los ojitos que pone. Y cómo se desangra cuando siente que la está perdiendo. Claro que Eda no se queda atrás. Menudas dos patas para un banco. ¿Por qué leches no hablan claro de una vez y se dedican a hacerse mimitos, arrumacos y a procrear? Sí, ya sé, si hacen eso demasiado pronto... ¡adiós a la serie! Pero es que como no lo hagan pronto... puede que nos encontremos con otra cancelación inesperada por motivos x ilógicos para todos.

-Esperemos que no. Soy de los que piensan que lo que les ha ocurrido a nuestros compañeros es del todo indignante.
-Creo que algunos agradecerán tus palabras, Serkan. Gracias en nombre de ellos.

Pero demos otro paso más. Porque estos dos se tiran todo el episodio enviándose mensajes contradictorios y nosotras acordándonos de sus santas madres. Ni siquiera un abrazo como el de esa terraza nos hace avanzar mucho en la dirección correcta. Y la llamada «oportuna» de Engin jamás pudo llegar en peor momento. Mundo turco y sus narices.

Lo mejor de todo es que ahí ves que él no quiere separarse de ella. La necesita tanto o más que el aire para respirar y poco a poco se lo va reconociendo a sí mismo. Como dijo Ceren: «Un pequeño paso para la humanidad, un gran paso para Serkan Bolat.»

Todas las escenas entre ellos de este episodio son realmente conmovedoras. Desde la conversación en la entrada de la agencia cuando él se entera de segundas que se va a Italia con una beca y donde ambos tienen el corazón en la boca... hasta ese momento espectacular que vivimos en el salón de Serkan regado con palabras de El Principito. Esa escena donde él, delirando por la fiebre, le dice que irá donde ella diga pero que no lo abandone. Lo que más llama la atención de esa situación es como se llega a ese punto. Según palabras de la propia Aydan, su hijo no se pone enfermo a menos que tenga una preocupación muy grande y... ¿qué mayor preocupación que saber que te van a abandonar? Sí, sí, estamos de acuerdo en que no es un abandono real dadas las circunstancias, pero él lo siente así y nosotras, siendo empáticas, también lo sentimos así. Y no sé vosotras, pero yo me desangré ahí. Fui el niño arrancado de los brazos de su madre y el hombre que anhela algo que parece inalcanzable mientras tiembla de frío. Un frío interior que no se irá por más mantas con las que te tapen porque es el frío del miedo a la pérdida. 

Y pese a todo esto, pese a que Aydan es testigo de lo que ocurre, recordad que presencia lo que presencia a través del cristal... es capaz de decirle lo que le dice a Eda. Creo que es consciente del amor que Serkan siente por Eda y del que Eda siente por su hijo y, aun así, no será la que dé su brazo a torcer. 

Vamos terminando. Y lo haremos pasando de puntillas por el cacao mental que tiene Selin ante su inminente boda y casi sin mencionar la conversación trascendental que mantienen Serkan y su padre donde el último le dice que aprendió a cuidarse solo y a valerse por sí mismo desde el mismo instante en que lo arrancaron de su casa dos semanas después de morir su hermano. Se van entendiendo muchas cosas ahora. Creo que la agorafobia que sufre Aydan es consecuencia de la depresión en la que cayó después de este doloroso acontecimiento para los Bolat y que ante la incapacidad de Alptekim de cuidar a su otro hijo tomó la decisión de mantenerlo alejado. Craso error. El dolor se supera mejor cuando la familia se mantiene unida, señor Bolat.

Y concluimos el viaje por este episodio. Lo haremos partiendo de una frase del propio Serkan...

«No me hagas decir adiós, Eda Yildiz»

No, no le hagas decir adiós, Eda. Porque si dice adiós, se destruye a sí mismo. El amor que siente por ella y a la vez no ser capaz de expresarlo, lo ahoga. Lo ahoga de tal manera que termina estallando. Este tipo de emociones para personas como él es como un incendio, empieza con una pequeña chispa y acaba creando un auténtico pandemonio de sentimientos. Tanto es así que sabe que ella se va en un rato y, pese a haber quedado con Selin, no puede evitar ir hasta la casa de su chica y verla partir. Verla hacerlo con el corazón en la garganta y miedo. Miedo de atravesar una puerta de no retorno y no volver a sentir lo que siente estando con ella. Para alguien aparentemente frío esto debe de ser desesperante. La sigue en su inicio, la sigue intentando ser lógico y de ahí su llamada a Selin, pero esa pasión que es inédita en él puede más que su lógica y la puntilla es la canción que suena en la radio cuando la pone y que pese a que la apaga no puede evitar volver a encender porque es la sintonía de su amor por ella.

El final del episodio es mucho más que espectacular. Es el momento en el que la presa revienta y el agua sale a borbotones arrastrándolo todo a su paso; es la herida abierta, una arteria cercenada que solo un torniquete puede detener la hemorragia. Esa persecución en el taxi cuyo colofón es ese...

«Porque estoy enamorado de ti como un loco.»

... seguido de ese pedazo de beso... ¡valió su peso en oro!

Y hasta aquí por hoy. Nos vemos en unos días con el análisis del episodio 12, nos vemos tras una semana (en lo que respecta a esta serie) en la que hemos podido soñar a lo grande. Gracias por leer mis desvaríos. Un beso enorme para todas. 

2 comentarios:

  1. Dios que crónica acabas de hacer! ¿Te has quedado agustito no? Pues a mi me has dejado al principio con una sonrisa y despues con ganas de mas. Vaya analisis hija mia!!!

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    1. Ains, nena, es que fue un capitulazo como pocos. Esta mujer, su guionista, Ayşe, es maravillosa. Tiene una sensibilidad extraordinaria narrando historias. Espero que no la pifie.

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