miércoles, 1 de julio de 2020
365 DNI
Buenas tardes, chicas.
Hoy os traigo mis impresiones sobre una película a la que hice referencia en mi artículo anterior, 365 DNI (ó 365 días, dependiendo desde dónde me leáis).
Quizás mi opinión no va a ser muy popular, ya sabéis vivo al borde del peligro y cualquier día de éstos me rompen la cara (metafóricamente hablando) porque no soy un borreguito que dice «sí, bwana» a lo que dicen la mayoría. Ya os lo he dicho... soy una auténtica disidente.
Voy a comenzar esta reseña diciendo que he tenido que echar mano de toda mi capacidad de aguante para poder soportar lo que me he tragado. Si he terminado de verla ha sido porque soy una cabezona de tomo y lomo y me gusta formarme una opinión propia y no dejarme llevar por lo que opina el resto.
Dicho esto...
Resumen sobre lo que me ha parecido la película: un bodrio.
UN SOBERANO BODRIO sin argumento, sin trama y sin desenlace. Me diréis... «Bueno, es una trilogía». ¡Válgame Dios! ¡Tres mierdas en lugar de una! No voy a tener estómago para aguantarlo, ya os lo digo. Si ya me costó digerir «Cincuenta Sombras»...
Pero... ¡ojito!, que la trilogía de Grey es de Oscar en comparación con «esto». Al menos, sus personajes reflejan bastante «decentemente» lo que E. L. James desarrolló en sus libros y, te podrá gustar más o menos los actores... pero Dakota Johnson interpretó el papel de atontada de puta madre. Inexpresiva total, química cero con Jamie Dornan, pero torpe y acomplejada, timorata y bipolar (o tripolar) de puta madre.
Pero vamos con su protagonista, con Michele Morrone. Cuando escucho o leo por Twitter (es mi cruz, qué le vamos a hacer) que Morrone (cada vez que leo el apellido me viene a la cabeza otra palabra muy usada por cierta clase de médicos) es otro ser de «luz» como el sr. Yaman... Lo siento, pero disculpad que me descojone. Se parecen lo mismo que un huevo a una castaña. El huevo es Can, of course, el tío los tiene como un toro para aguantar lo que ha aguantado durante meses y no quebrarse su cáscara. La castaña es Michelle. ¿Por qué? Os preguntaréis. Porque no hay quien le aguante dos minutos en pantalla. No sé a vosotras pero a mí me produce un buen rechazo. No es lo que aprecio o agradezco al enfrentarme a una escena de las que pudieran considerarse «eróticas». El erotismo, disculpad que os lo diga, no es eso. El erotismo (según lo entiendo yo, cuidado) es la aproximación de dos cuerpos y que éstos creen chispa en pantalla; el erotismo es que el corazón te palpite ante la mera insinuación de que vamos a ver algo más. Erotismo puro son varias escenas que hemos llegado a ver donde los protagonistas, pese a estar completamente vestidos, han creado un incendio ante el espectador. Ese erotismo que sientes más que ves. Unas palabras a sotto voce, una inspiración a dos milímetros de un cuello desnudo, una caricia realizada con el dorso de la mano y que realmente sientes en ti mismo la chispa, el incendio que genera el actor. Lo que vi en esta película no es erotismo, tampoco llega a pornografía porque no es explícito; simplemente es «algo», «otra cosa», erotismo, NO.
Pero ¿ habéis visto esa escena de casi al principio cuando va en el avión y obliga a una de las auxiliares de vuelo a practicarle una felación? Sí es así... comprenderéis mi postura; si no es así... eso que os habéis ahorrado. No entiendo que haya gente que se excite ante semejante demostración de dominación sobre una mujer y sobre todo lo que me asquea es la expresión de su cara mientras se la están practicando. No sé siquiera ni cómo expresarlo porque me produce tal sensación de rechazo que ni os cuento. No es la escena que a mí me gusta ver, eso os lo aseguro. Y lo malo es que no fue la única escena de esta guisa, nos meten con calzador algunas más, ¡con dos cojones, sí, señor! Lo siento, pero si alguien comulga con estas ruedas de molino... pues allá ellos. Yo prefiero visualizar otras cosas.
No voy a extenderme mucho más, no me merece la pena tampoco gastar más tiempo en «esto» que llaman cine; pero no puedo dejar de hacer un pequeño comentario sobre el personaje que interpreta Anna Maria Sieklucka, la partenaire de aquí el «nota». El personaje que interpreta tiene un cuadro clínico digno de entrar en el Libro Guiness de los Récords en cuanto a Síndrome de Estocolmo. Pero, vamos a ver, criatura, que te estás tirando a quien te ha secuestrado. Además es que ni se ha desarrollado el personaje. Pasa de estar «asustada» por haber sido secuestrada a vestirse de forma «sugerente» sólo para sus ojos. Ah, pues vale. Quien se crea ese personaje... creo que tiene un problema. Un problema y gordo.
Por quien realmente lo siento es por Netflix que se habrá gastado una pasta en comprar los derechos de semejante «cosa». Por favor, inviertan en algo mejor, no pierdan calidad.
Me despido, me despido de nuevo con la frase favorita de mi querido Isaac Parejo, uno de los mejores YouTubers que conozco. Es un crack, os lo recomiendo, las lanza dobladas el tío. El puto amo, lo adoro. Así que, parafraseándole de nuevo... «podéis compartir este escrito si os ha gustado en Twitter o Facebook ⤾ o... podéis dejar vuestro insulto aquí abajo ↧.»
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No he visto la película, pero el actor la verdad es que el actor no me llama la atención.No puedo compararlo a Can porque no se parecen absolutamente en nada!!!
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