Sen Çal Kapımı - Bölüm 7

Buenas tardes-noches, chicas. ¿Afilamos lápices e ingenio y comenzamos la fic-reseña de hoy del epsisodio 7 de «Sen Çal Kapımı»? Hoy viene movidita.

Antes de empezar... permitidme que os lance una pregunta, a ver si alguna de vosotras me la sabe responder. ¿Por qué la casa de Eda tiene las cerraduras a la altura de la rodilla? ¿No han podido encontrar una vivienda con las cerraduras a una altura normal? Casi pareciera la residencia de Tyrion Lannister.

Bueno ahora ya sí y bromas aparte...

Comencemos por donde se quedó el episodio anterior. Con ese acústico de guitarra de Serkan bay que nos puso a todas la piel de gallina y ese abrazo final que es más importante por lo que representaba para ellos y para nosotros que por lo que se vio. Ese abrazo vino a constatar que es un abrazo íntimo, con un significado que va mucho más allá de lo que ambos están obligados a demostrarse de cara a la galería, son los verdaderos sentimientos que se muestran y que ambos tienen por el otro. Es la no necesidad de demostrarse afecto en público porque estaban en la intimidad. Y todo ello con una testigo de excepción que, sinceramente, sigo sin saber a qué juega. ¿No está prometida? Pues deja al pobre chico en paz.

Claro que, el pobre chico, tampoco sabe dónde va a poner el huevo. El otro día una de vosotras me preguntaba por qué quería volver con Selin si estaba claro que bebe ya los vientos por Eda. Pues, chica, qué quieres que te diga. Me da que no sabe dónde va a poner el huevo. Serkan es alguien que siempre ha sabido lo que iba a hacer al milímetro y, de pronto se encuentra inmerso en un juego peligroso con una chica más peligrosa aún desde el punto de vista sentimental. Eda es muy peligrosa porque toca una fibra en él que nunca antes se había tocado. Es imaginativa, impulsiva, dulce y, sobre todo, es una enamorada de la vida y de los pequeños detalles. La prueba está en lo feliz que se siente cuando Serkan le regala su púa en recuerdo de la noche del 19 de agosto. Un bello gesto por parte de Serkan y un mejor recibimiento por parte de Eda ante algo que ella reconoce con más valor que cualquiera de los diamantes que él le pueda regalar. Y ese beso... ¡ese beso! En la mejilla, estamos de acuerdo. Pero fue un beso que da muestras reales de que Serkan siente algo bien profundo por ella. Ese cruce de miradas al final valen su peso en oro.

Y es que Eda, es mucha Eda. Ya se ha ganado el cariño de Aydan, estoy segura de ello, vamos... que apuesto el cuello y no lo pierdo.

-No, no lo pierdes. Esta niña me ha devuelto la esperanza que creía perdida para siempre.

-Mi Eda te va a poner en órbita. Y recuerda lo que te digo, Aydan, mi sobrina va a hacer feliz a Serkan si es que él termina admitiendo que se está enamorando de ella. Lo hará mucho más feliz que lo que jamás lo fue con Selin o con cualquier rica señorita de sociedad que le puedas llegar a presentar. ¿Y sabes por qué, Aydan? Porque mi Eda está enamorada hasta el último pelo de su cabeza de tu hijo. Y porque mi Eda ve lo que nadie ve en el corazón de Serkan. Acuérdate de lo que te digo.

-Hay cosas que no sabes de tu Eda, querida.

-Sí, sé que hay cosas que me oculta pero el brillo en su mirada no miente. Y su fascinación por el póster agujereado de tu hijo en su habitación es buena muestra de ello. Puede que lo usara para jugar a los dardos en un principio cuando le canceló la beca, pero algo ha debido de ver en él porque no creo que vuelva a ser la misma.

Bueno, está claro que Eda está perdidamente enamorada de Serkan. Hasta tal punto que sabe lo que se avecina e intenta ocultar su corazón. Si lo muestra demasiado sabe que puede salir bastante mal herida.

Pero volvamos con Aydan. Me encanta la señora. Se está volviendo un personaje de lo más curioso. La conversación con Serkan en el patio de la casa con Alptekim escuchando es que no tuvo desperdicio. Echaba de menos, en pocas palabras, algo de diversión en su vida. Sabe que Eda le ha llevado alegría y, antes muerta que reconocerlo, pero la ha puesto en órbita y en el sendero de ver la vida de otro color. Buena muestra de ello es el intento que hace ella sola de salir de la propiedad, de vencer su agorafobia. Lo conseguirá, no me cabe la menor duda y le va a tener que agradecer a Eda el resto de su vida el poder hacerlo. Pero ojo al marido. Ojo a Alptekim que oyó la conversación de Aydan con Serkan y a la mañana siguiente aparece poco menos que con un chándal para ir a trabajar, 😂😂😂 El detalle fue lo más tanto que lleva a Aydan a montarse una historia en su cabeza y, ayudada por Seyfi, hace uno de esos tests tan graciosos de las revistas de prensa rosa, 🙈

Pero vamos con Eda y con Serkan. Serkan no llega a entenderla. Eda sigue siendo un misterio. Cambia de actitud hacia él sin motivo aparente. Y lo que más le jodió fue que lo llamara señor. El bay que él repitió, el que salió de sus labios tras el de ella... sonó dolido. Ese momento me puso la piel de gallina y me creó un nudo en la garganta. Sobre todo es porque lo dejó descolocado. Se ha encerrado en un caparazón y ahora casi lo está empujando a los brazos de Selin. Pero ya no es lo mismo, ¿verdad, Serkan? Has probado el chocolate suizo y ya el chocolate a la taza como que no te atrae tanto. Eda sabe leer en Serkan. Eda observa, estudia y aprende el idioma corporal de Serkan y, lo mejor de todo es que intuye sin conocerlo totalmente lo que realmente puede significar algo para él. Y las pruebas están ahí. Las reacciones de Serkan ante los regalos de una y de otra. 

Eda, en su intento de acercarle o lo que él cree querer, es decir, a Selin, le prepara una cena con ella la noche de su cumpleaños. Dice que con la intención de que Selin sea consciente de que la prefiere a ella, que, al acudir a esa cena, está prevaleciendo la relación con Selin sobre la de ellos. Y es cierto, eso es lo que a todas luces parece, sólo que Serkan no está realmente en esa cena. Y la reacción al regalo de Selin es inexpresiva. Es otro reloj. Nada especial por muy caro que éste sea. Un reloj como ése se lo regala cualquier empresario con el que ha colaborado y la prueba está en el que se queda Erdan. Pero... ¿qué pasa con el regalo de Eda? No es caro, no es particularmente nada del otro mundo pero es el mundo para él (disculpad el juego de palabras). Eda le regala el mundo. 

¡Ay, Ayşe! Cuánto amamos los espectadores ese tipo de detalles. El esmero con el que Eda prepara el regalo y las flores con las que lo adorna. Como te cargues esta relación voy a Estambul y te juro que te canto las cuarenta. Y mira que me lo estás poniendo fácil porque ese final de episodio... es que no tiene perdón de Dios.

Pero ya llegaremos a ello. Vuelvo con Serkan. Me encanta el personaje que ha creado Ayşe. Bueno, más que encantarme... es que me tiene atrapada tanto o más que el de Can Divit. Son polos opuestos pero tienen el mismo tipo de atractivo. Ambos son personajes muy encerrados en sí mismos por diferentes motivos y ambos tienen un carisma impresionante. Serkan es de ésos personajes difíciles de olvidar para quien se precie de ser una buena lectora de romántica. Es el personaje más magnético que nos podemos encontrar. El tipo de hombre frío que nos presenta la guionista en nada tiene que ver luego con el fondo que tiene el personaje. Y es de ese fondo del que nos estamos enamorando tanto Eda como nosotras. Un tipo de personaje que es una bella locura.

Como de locura es que Eda tenga que presenciar una conversación a la que llega a medias y que se entera de la misa, la media. Porque... vamos a ver, señora, sí, me refiero a usted, doña Ayşe, ¿por qué no pudo hacer que llegara al principio y evitar el equívoco? ¡Ah, claro, se me olvidaba que es usted guionista y que en este episodio tenía toda la intención de que lloráramos más que María Magdalena bajo la cruz de Xto.!

Esa escena es un punto de inflexión para Eda. Ahí ella se da cuenta de que se está enamorando de un imposible porque Serkan siempre preferirá a Selin. 

-Ah, Eda, ah. ¡Qué tonta eres niña!

-No soy tonta. Veo lo que veo.

Bueno, lo cierto es que no ve una mierda. Analizad las actitudes de Serkan, ¡por Dios! Si no puede dejar de pensar en ella un segundo. No puede evitar girar la cabeza cuando te acercas. Lástima que se perdiera su expresión cuando le acercó el café. Todas pudimos ver esa cara extrañada cuando depositó el café a su vera y se fue sin siquiera regalarle una sonrisa. Desconcierto total. Y con lo del bay más adelante lo remató. Y luego más tarde, ¿qué hace? Quitarle a Leila de las manos uno de sus propios regalos porque sabe que son chocolates. Esos chocolates sólo pueden ir a parar a ella. ¡Ains, por Dios, que me derrito con este hombre! Y cuando sabe que se ha quedado tirada en la carretera, ¿qué hace? ¿qué hace, ah? Dar media vuelta e ir a buscarla. Discute con ella porque el coche es una caja de cerillas mojadas, vamos, que no funciona 4/5 veces y llama a su mecánico para que lo recoja. Y tantos y tantos detalles más...

Es que son todas las miradas en general que Serkan le prodiga escena tras escena. Siente fascinación por ella. Por su sonrisa, por su vivacidad, por su forma de ser tan generosa. Se queda prendido en sus ojos y se pierde en ellos. A ella le pasan 3/4 partes de lo mismo pero es que con él consigo derretirme. Ya me entendéis.

Por otro lado tenemos a Eda. Que Eda está algo abrumada y perdida tras esa revelación de su tía... es más que evidente. Está totalmente confundida y aun así sabe que su tía lleva razón. Está tan sumamente descolocada que necesita explotar y explota con Ceren. Sabiendo que ha de guardar silencio, explota con ella. Se traga el orgullo y se sincera con la abogada. Una abogada que, por otro lado, está jugando un juego peligroso con Engin y que no sé cómo va a terminar. Porque está claro que a Engin le gusta Piril, que Piril siente celos de Ceren y Ceren puede terminar llevándose el gato al agua (es decir, a Engin) o bien bastante jodida y con el corazón destrozado.

Pero dejémoslos a ellos unos minutos y que reflexionen. Dejemos a Eda escribiendo esa nota de agradecimiento para Selin que trae realmente cola y vamos a centrarnos ahora en una pareja que me está dando bastante dolor de cabeza porque no sé por dónde van a ir los tiros con ellos. Me refiero a Kaan y Melek. No sé, ¿qué opináis vosotras? Me interesa bastante vuestra opinión. Noemí me dijo un día que Kaan iba a terminar enamorado de Melo y, sin embargo, Tamara me dijo que ellos no podrían terminar juntos. La verdad, soy algo así como San Pancracio, el patrón de los imposibles. Creo en quimeras, unicornios y en milagros y no sé, pero quiero creer que Kaan va a ser para Melo. Por el camino va a tener muchas piedras en el camino, Melo va a ser la primera que va a sufrir, eso está claro. El varapalo que se va a llevar cuando sepa que es sólo un peón en el juego de ajedrez que se traen Kaan y Serkan va a poder con ella en un principio, pero al final el peón puede coronar y de simple peón se va a convertir en alfil blanco (la reina sigue en el tablero) el que acabe con el rey negro (disculpad el símil ajedrecístico). 

Y Kaan se las trae. Es malo. Pero malo a rabiar porque es retorcido y está jugando al hijo de puta mientras que Melo juega a la brisca. Me recuerda a Striker. Personaje dañino donde los haya pero, cuando lees su historia, terminas hasta enamorándote de él. ¡Cosas de la literatura, chicas! ¡Eeen fin, como hemos agotado los testigos... me ha dado por beber! Pero volvamos que me desvío, divago y desvarío (para variar), con Kaan y sus «narices» que las mete siempre donde no debe y termina haciendo alguna de las suyas. Me recuerda bastante a los inicios de Emre en «EK» y ya sabemos como terminó el personaje. Siendo un corderito en el momento en el que se enamora de Leila. No sé qué tendrá preparado Ayşe para él, pero espero que no la pifie. Llevo frotándome las manos con este personaje desde el inicio de la serie. Es un malo de los que te gustan. Es como el Coyote de los dibus de El Correcaminos. Siempre pone trampas para que el Correcaminos caiga en ellas y siempre e invariablemente termina siendo la suya. Puede que, de momento, haya alcanzado su propósito y crea que tiene a Serkan entre las manos pero... la venganza es dulce, querido y siempre se sirve bien fría. Y acuérdate, cariño, que ya te ha dado algún que otro hostiazo sin despeinarse. Me estoy frotando las manos para ver qué va a hacer Serkan para borrarte esa sonrisa de niño bonito que le pones a la pobre de Melo.

Otro personaje que empieza a gustarme mucho es el de la tía de Eda. Llamarla «intuitiva» es quedarse corta. Parece adivina. No sólo por cómo cala los sentimientos de Eda si no por cómo trata a Melo. Ese momento en la cocina casi (bueno sin el casi) hipnotizándola con la harina es... harika! Momento entrañable, simpático y sutil. Muy, pero que muy sutil. ¿No os parece curioso que, en casi todas las series turcas, haya alguna referencia a la magia, la profecía o el esoterismo en mayor o menor grado? A veces es a través de pequeños detalles y sutilezas, otras corre a cargo de algún que otro personaje. Otra cosa que anotar y analizar para futuros episodios.

Y vamos concluyendo. Vamos llegando al desenlace del episodio de hoy. Desencadena en poco menos que una tragedia griega. Serkan se ha tirado todo el puñetero episodio con la mosca detrás de la oreja. Observando a Eda. Observando sus idas y sus venidas. Especulando con los tiempos y con el hecho de que ella se ha ofrecido a entregar las patentes y con el hecho de que está tratándolo de manera diferente. Se fijó hasta en que se había cambiado de ropa. Unió hilos y llegó a una conclusión que, si bien es en parte correcta, no es del todo la realidad. Y lo mejor de todo es que nos regalan ambos un final de episodio que, pese a lo duro y penoso que es, no por ello es menos bello e intenso. Esa discusión fue uno de esos momentos álgidos que quedan impresos en la retina y el cerebro del espectador por muchos días que pasen. Estuvieron los dos soberbios ahí y yo me quedé con el corazón roto de dolor y tanto o más impresionada que como se quedó la propia Aydan, testigo de excepción de esa «pelea».

Con razón o sin ella porque es el trabajo de varios meses y el prestigio de la empresa lo que está en juego, Serkan montó un buen pollo y la acusó abiertamente de colaborar con Kaan. De veladamente nada, acusación en primera y en línea recta. Ella no se amilanó y lo enfrentó sin miedo y con la conciencia tranquila. El enfado de él era super-evidente, ese gesto de estrellar el teléfono contra la mesa de trabajo fue... ¡bufff! Estuvo espléndido. Y más esplendido aún cuando tras los reproches de ella se la queda mirando y dice la palabra que Ayşe ha empleado en varios momentos álgidos de sus tramas: ¡Vete!

Y hasta aquí por hoy. Os dejo con el sabor agrio de este fin de «bölüm» que no ha tenido ningún desperdicio. Espero no haberos dejado mudas como me ocurrió a mí con el episodio del miércoles. Besos y nos vemos en una semana plus-minus con el análisis del episodio 8. 

İyi geceler, kizlar