Hace unos días, hablando con una buena amiga, la dueña de este blog, le comenté las ganas que tenía y lo que me encantaría entrevistar a la VOZ de Sanem. Mi amiga, que está más para allá que para acá removió cielo y tierra y, mediante uno de sus álter ego (no os puedo decir cuál), contactó con Sanem y le solicitó esta singular petición de entrevista. Por supuesto, Sanem, que es un alma dulce, cándida y le encantan los experimentos... ¡aceptó participar en el juego! Así que aquí me tenéis... con cuaderno en mano, móvil con GPS activado y perdida con el coche en esta gran ciudad que es Estambul. Me dirijo a Firk'i Harika, lugar donde se ha concertado la entrevista. Sanem me ha prometido que nadie nos molestará en la Sala de Reuniones y que su VOZ está de acuerdo en ser entrevistada. Así que, chicas... ¡qué emoción!
He entrado por las puertas deslizantes de cristal y tan sólo por eso ya me siento viva. Una especie de gusanillo se ha apoderado de mí y las expectativas que me he creado... siento que se van a cumplir.
Antes de subir a la agencia por las escaleras, he mirado hacia mi derecha al llegar a la que antes había sido la editorial de Yiğit y me he encontrado con que el espacio ha sido ocupado por una empresa de diseño de interiores y arquitectura. He mirado para otro lado. Aquel sitio me recuerda al principio de una crónica de una muerte anunciada. ¡Que le den a Yiğit!
He continuado mi camino y ha salido a mi encuentro una jovencita que está en prácticas. Cara nueva, nadie de los que conocemos de Firk'i Harika. La chiquilla -que no puede tener más de dieciocho o diecinueve años- me ha saludado alegremente y me ha conducido a la sala de reuniones. No he podido evitar sonreír, en esta sala se han mantenido muchas y diversas sesiones de brainstorming.
He cruzado la puerta de cristal y Sanem ya estaba esperándome. Está tremenda. No os podéis hacer una idea de lo guapa que está y de lo embarazadísima que está en estos momentos. Me he frotado las manos mentalmente.
-Buenos días, Sanem -le he dicho.
-Hola, buenas días, ¿Montse, verdad?
-Sí, soy Montse. Gracias por recibirme. ¿Crees que a tu VOZ le importaría contestarme una serie de preguntas?
-Bueno, has venido aquí para eso, ¿cierto? Haré de intermediaria, de otro modo... sería imposible -dijo con la voz cargada de risa contenida y esa sonrisa en los labios que, según Can, ilumina el mundo.
-Bueno, pues si no es mucho pedir... ¿puedo comenzar?
(«Estoy preparada. Que dispare.»)
-Dice que adelante -contesta Sanem.
-Pues, vamos allá...
He abierto mi cuaderno con las preguntas que previamente había preparado y he soltado la primera después de encender la grabadora.
-¿Tienes nombre propio?
-No. Aunque Can suele llamarme señorita Meticona o doña Metiche. («Buena pregunta. Tendré que decirle a ese marido nuestro que me bautice. No somos cristianos, pero es para que me entiendan por allá...»)
He visto a Sanem morderse los labios y contener una sonrisa. Ese gesto me ha escamado. Me he dicho que he de observar reacciones. Pudiera ser que no me contestara todo lo que su VOZ suelta por la boca imaginaria que supongo ha de tener.
-¿Desde cuándo existes?
-Huy, eso es curioso. Esto lo contesto yo, no lo dice ella -ha anotado la propia Sanem-. Apareció a las pocas semanas de conocer a Can. Hasta ese momento, jamás se había manifestado. Luego desapareció y volvió a aparecer al día siguiente de volver Can de su año errante.
-Entiendo. Ehhh, señorita Meticona, perdón, pero es que no sé cómo dirigirme a ella, así que creo que usaré uno de los motes de Can, si no le importa. ¿Hay alguna cosa que nunca le habría gustado oír?
-(«A ver cómo contesto a esto. ¿Gemidos? ¿Palabras empalogosas susurradas en la oscuridad o bastante subidas de tono en algún que otro momento álgido del asunto?»)
No sé yo, mi impresión, ¿vale? Sanem se estaba poniendo como la grana.
-Nooo, nada reseñable («¡Mentirosa!») -responde finalmente.
Nota mental: Algo se me escapa y no quiero ser mal pensada, pero esta entrevista tiene las respuestas sesgadas.
-¿Hay alguna cosa que le gustaría oír y aún no lo ha hecho? -he preguntado a continuación.
-Sí. Está esperando una disculpa de Can. El otro día dijo algo bastante inconveniente hacia ella y terminó arrojándole un almohadón. («Apuntó bien, lo juro. El almohadón siguió el camino correcto. Otra cosa es que sea un ente imaginario y me atravesara. Lástima que no soy tangente, le habría devuelto el almohadonazo.»)
De nuevo esa sonrisa en los labios de Sanem. Esa vez se ha tapado la cara, pero no ha podido evitar que yo la calara. Ya sé de qué va el juego. No dice todo lo que su VOZ realmente me responde. Esta entrevista no marcha bien, nada bien. Así no llegamos a buen puerto. En fin, tengo que continuar porque aún me quedaba mucho que preguntar.
-¿Te gusta Can Divit?
-Muuucho. Es un hombre de lo más interesante. Añade que muchas veces es de lo más divertido e imaginativo, pero que no lleva nada bien que la escuche. Dice que ya no puede meterse con él como antes y que espera que esta etapa pase rápido. Quiere volver a ser muda para él.
-Entiendo. ¿Te gusta Can Divit para Sanem?
-(«¿Está de guasa? ¿Cómo no va a gustarme? Es tu kral. La verdad es que, de ser corpórea iría babeando detrás de él todo el rato.») Le encanta Can, te lo aseguro. («Ese culo prieto, esos músculos, ¿realmente es tan cálido como parece, Sanem? Uno de sus abrazos debe de ser como estar al lado de una estufa en invierno.»)
Me ha parecido oír un «Para ya» de labios de Sanem. Espero que no me la esté colando. Los lectores de esta entrevista no se lo merecerían.
-¿Cuál es tu «relación» con él?
-¿La relación de mi VOZ con Can? Buena pregunta, ¿qué dices, querida? -le pregunta Sanem-. Dice que es maravillosa, que Can es un hombre único y extraordinario.
De nuevo he oído un «Cállate» entre dientes. Empiezo a volverme loca, esta entrevista no está resultando para nada como creía.
-¿Te gusta que Can también te oiga?
-No, definitivamente, no.
-Esta pregunta es para ti, Sanem, ¿te ha puesto celosa con su «relación»?
-No, por Dios -contesta Sanem-. A decir verdad escucharles a ambos es muy divertido. A Can lo desquicia y yo no puedo evitar contener las carcajadas. Es de lo más inoportuna y Can ya no sabe cómo esquivarla. Está deseando que dé a luz y reza para que, en ese momento, vuelva el silencio. Aunque, aquí entre nosotras... -dice Sanem apoyando los codos sobre la mesa y apoyando las manos en la cara-, me da que la va a echar mucho de menos si alguna vez deja de oírla.
Ahora el turno de sonreír ha sido mío.
-¿Has abandonado alguna vez a Sanem?
-Sí. De alguna manera está ligada a Can. Si él no está... ella tampoco.
-¿Contesta la VOZ o contestas tú, Sanem?
-Ambas.
-¿Quién te cae mejor Sanem o Can?
-Soy la voz de la conciencia de Sanem al parecer, pero tengo un secreto que sólo yo conozco y que no puedo revelar, al menos de momento, quizás alguna vez pueda hacerlo o quizás no. Todo se verá. Y no sigas por ese camino o tendré que irme. Pero, contestando a tu pregunta... A Sanem la adoro y de Can estoy irremediablemente enamorada. («Aunque, últimamente, he de decir que el chico rubio que está diseñando la ampliación de la casa tiene un... ¿cómo dicen en España? ¿Un buen polvo?»)
¡Wow! ¿Qué ha pasado? Sanem se ha incendiado. En mi vida había visto a alguien con semejante sofoco. ¿Se encontrará bien? Le he preguntado y me ha dicho que sí, que continúe. Y eso he hecho, pero estaré atenta. Esos bochornos tan inesperados en una embarazada pudieran ser un síntoma de otra cosa.
-Ehhh, tengo algunas preguntas más. Tus consejos ¿son para ayudar o meter cizaña en el asunto?
-Definitivamente, para meter cizaña. Me encanta caldear el ambiente y Can es la mar de divertido cuando está caldeado. Sus explosiones son épicas.
-¿Hay algún momento en el que te habría gustado aparecer pero no pudiste hacerlo?
-Hay muchos, pero no puedo manifestarme si Can no anda cerca. No entiendo por qué. Durante el año que estuvo lejos debí hablar con Sanem en más de una ocasión, pero estaba silenciada por poderes que van más allá de la conciencia. Soy la que soy y cuando Can está lejos... soy como el Genio de la Lámpara de Aladino, me mantengo encerrada en un espacio chiquitín del cerebro de Sanem.
Interesante la respuesta. La subrayaré mentalmente cuando haga la transcripción.
-¿Qué consejo le darías o le habrías dado a Sanem sin que te «pidiera consejo»?
-De haber podido, le habría sacado billete de avión y la habría enviado en un avión a España, adelantándola a Can para que realmente estuviera en aquel puerto el día que bajó a por provisiones. ¿Cómo leches sabes eso? -la pregunta es de Sanem-. Se te olvida, querida, que además de ver... sé leer. Ese «Cuaderno de Bitácora» es mucho más revelador de lo que crees y muchas noches en las que has estado dormida pero ellos despiertos he acompañado a Can en sus desvelos nocturnos. ¡Qué hombre! ¡No se agota! ¡Tiene batería para cientos de años, es como el conejito del anuncio cuando le ponen las pilas Duracell!
No he podido evitar reírme. Os lo juro. La VOZ de Sanem es de lo más divertida y, en esta ocasión, no he tenido la sensación de que Sanem se guarde parte de lo expresado por ella.
-¿Qué le dirías a Can sin que venga a cuento?
-Ufff, ¿me queda alguna burrada por decirle? ¡Creo que no!
-Esta pregunta es seria. ¿En qué otra cabeza o cabezas le gustaría estar y porqué?
-Sin lugar a dudas, en la de la madre de Can, en la de Hüma. Can no lo ve o igual no lo quiere ver, pero esa mujer ha sufrido mucho más de lo que ha hecho sufrir, así que puedes hacerte una idea.
Buena reflexión. Hüma no es del agrado de casi nadie aunque tiene una buena defensora en la amiga que me ha prestado el espacio de este blog para esta singular entrevista.
-¿Hay algún momento del que se arrepiente de haber «hablado» o de no haberlo hecho?
-No me arrepiento de no haber hablado, lo que me arrepiento es de no poder haber sido escuchada en aquella ocasión. Lo fui diez minutos tarde, diez minutos. Eso duró el tiempo que ella tardó en escucharme y menudo embolado se montó por culpa de ello. Por si te lo estás preguntando porque no das con la respuesta... el momento hospital tras enterarnos de que Yiğit había quedado parapléjico. Sanem estaba tan obcecada con lo que estaba sucediendo que no fue más allá. No escuchó a nadie, ni siquiera a mí. De haberlo hecho... no se habría dado siquiera esa conversación en aquel infierno de pasillo.
-¿Nunca sospechaste de Yiğit? ¿Por qué no le advirtiste antes o lo hizo en el momento que volvió Can?
-Porque yo sólo puedo hablar cuando algo concierne directamente a Can. Si él no está involucrado... no aparezco y si alguna vez puedo hablar al respecto en lo que a terceros se refiere... puedo no ser escuchada. Ya se vio en ese hospital.
-Entiendo (o quizás no entiendo pero me hago una idea). ¿Qué pasará ahora que Sanem y Can son felices y van a ser padres?
-Que tengo la loca idea de que pueda convertirme en la VOZ también para ellos. Ser la VOZ que escucha Can es muy divertido aunque no me guste. Imagina si, además, pudieran escucharme los críos. ¡Me lo pasaría bomba, mejor que los chavales de los '50 con una tiza y marcas en el suelo!
-Voy a concluír con una pregunta más. Cuando desapareces... ¿Te vas de «retiro»? ¿A un Spa?
-¡Ojalá! Cuando desaparezco... no es que lo haga realmente. Simplemente es porque me silencian. Alguna vez, igual tu amiga me deja hablar en sus fics y puedo hablar de qué soy realmente. De quién soy. Hoy aún no ha llegado el momento de desvelar mis secretos. Ha sido un placer conocerte. («¿Sanem?) Mmmm («Me gusta la amiga de Elf. No la pierdas de vista.») Puedes volver cuando quieras. («Para la próxima que se traiga a la dueña del blog. Con ella me comunico mejor. No te necesito de intermediaria, pero eso es un secreto más de los míos que nadie tiene por qué saber, tamam?».)
Pues nada, hasta aquí hemos llegado. Me he despedido cordialmente de Sanem y he salido de la agencia, pero lo he hecho con la sensación de que me han timado con la entrevista. Una lástima no haberme tropezado con Can ni con ningún otro aunque simplemente hubiera sido para saludarlos desde lejos, ¿dónde se habrán metido todos?
Como digo, hasta aquí todo. Elf y yo os deseamos #FelizMartes.
Ha sido una locura de entrevista, lo sabemos, pero esperamos que os haya resultado divertida. Un beso enorme, chicas. Yo espero volver por la mañana con la reseña del episodio 15 de «Sen Çal Kapımı».
Una idea peregrina, un momento de locura, tu magia y voilà... Una historia divertida para pasar el rato y echar unas risas. 😂😂😂😂
ResponderEliminarLástima del filtro de Sanem que no me dejó enterarme de todo bien.
Me pregunto ¿cómo habría sido la entrevista si la hubiese oído a ella directamente? 🤔🤔
Fue un placer, doble como siempre 😘😘😘😘
Por eso la próxima vez he de estar presente, te pasaría las notas «rojas» que han sido censuradas, 😂😂😂
Eliminar😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂
ResponderEliminarBuenísima entrevista, a ver si tiene ocasión de volver y que esté Can presente, así te enterarías de más cosas.
ResponderEliminarSaludos
😂😂😂
EliminarSe intentará, se intentará.
Desde luego jajajajaja vaya ideas!!! Pero esta genial. Ha sido divertida y me habeis sacado una sonrisa que hoy os agradezco mas que nunca.
ResponderEliminar🤣🤣🤣 muy divertida y ocurrente, Esa voz interior da para mucho. En una historia que leí hasta Can la escuchaba y le contestaba 🤣🤣🤣🤦♀️🤦♀️
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