Sen Çal Kapımı - Bölüm 6

¡Buenas noches, peña!

Pues nada, aquí me tenéis un sábado más con la fic-reseña de «Sen Çal Kapımı» aunque si bien hoy os la subo un poco tarde porque los «chicos», los «niños» y un juego llamado Numberzilla me han tenido ocupada haciendo más bien el vago toda la tarde.

Bueno, pues... ¿preparadas para el inicio de la aventura de hoy? ¡Arrancamos los motores de la lancha y surcamos los mares! Una lástima que sólo viéramos como se la llevaba y nada más. A eso le llamo yo un buen «coitus interruptus» y a lo demás... tonterías 😂😂😂 

Puaj, me esperaba no sé... algo más «ardiente», la verdad. Aunque lo cierto es... que no sé de que me extraño, son turcos, lo suyo es jorobar al personal cuando no es por una cosa es por otra.

Anda, mirad, ya están aquí nuestros chicos.

-Dice que no piensa hablarte, Elf.

-¿Por qué dices eso, Eda?

-Está bastante cabreado.

-¿Cóóómo?

-Sí, ha estado una semana entera esperando que alguien sacara a colación el regalo que dijiste que le harías y no sólo no lo han mencionado sino que el regalo en cuestión le ha parecido de lo más absurdo.

-Serkan, querido, no era absurdo, era... ¡práctico!

-Eso lo dirás tú.

Bueno, la verdad es que igual me pasé un poco de frenada. Chicas... ¡le regalé un babero! Para la baba que se produce cada vez que ve a Eda.

-¡Ahhh, era por eso!

-¿Por qué más podría ser?

-Él pensaba que...

Serkan acaba de mirarla de reojo y madre mía, la ha callado del todo. Sea lo que sea lo que fuera a decir Eda me da que nos quedaremos con las ganas.

Como con las ganas nos quedamos de verles comerse la boca en esa lancha. ¡Turcos tenían que ser!

Pero vamos al meollo de la cuestión, a analizar las «cositas» que nos han regalado todos en este episodio que, pese a que más pudiera parecer de transición... lo cierto es que nos han regalado más de una perla. Perlas negras, las más caras y raras.

Voy con el inicio del episodio y ese pedazo de canción de Gold, ¡me mata ese tema! ¡me puede! ¡me derrite! Les va a ellos como anillo al dedo. Un anillo tan bonito y especial como el de Eda que, pese a ser de mentira, tiene un significado bastante importante. Pero demos inicio al inicio. 

Serkan, en el episodio anterior, le pidió a Eda diez minutos tras la recogida del premio para hablar con Selin. ¡Bravo, Serkan! ¡Olé tus narices! Pedir, pediste esos diez minutos y Eda estaba dispuesta a dártelos pero... ¿qué hiciste tú, hijo mío? Salir corriendo tras sus faldas en cuanto notaste que se iba a entregar a los lobos. Y lo hacía por ti, conste.

-¡Es que... menudas faldas, Elf! 

-😱

Mejor no analizar lo que acaba de decir tan bajito que casi no estoy segura de haber oído lo que he oído.

Analicemos el día «Serkan», ese 19 de agosto. Ese día en el que Serkan siempre «desaparece» y que, en esta ocasión, parece haberse saltado a la torera. ¿Qué tiene de especial este día 19 de agosto frente a los anteriores 19 de agosto? ¡Exacto, chicas! ¡EDA! Yo... ahí lo dejo.

Por cierto, a alguien que un prometido falso le debe importar un pimiento no se preocupa tanto ni le manda mensajes y mucho menos lo llama para saber dónde está. Tampoco le busca por el estudio como una posesa con tal de saber dónde está.

Y a esto añado el varapalo que se ha vuelto a llevar Selin al respecto. Ella, muy ufana, se regodea en el secreto de Serkan y se hace la importante al respecto ante Eda. Nena, tienes la batalla perdida de antemano, porque... como dice mi amiga Tamara... ellos intiman más cuando no están de cara a la galería. A las puebras me remito: la noche bajo las estrellas con la lluvia de Perseidas, el momento cataratas. Se está fraguando entre ellos una relación de confianza que va más allá de lo que ninguno de los dos es consciente. Y si a eso añadimos los celos tan  imposibles de ocultar de Serkan... pues ya tenemos todo el pescado vendido como decimos por mi tierra.

Y de que Serkan la cela... es que no hay duda alguna. Lo de la piscina fue el inicio de la caída del gigante. Ese momento en la casa de Fikret bay cuando le pregunta a Leila si el anillo de compromiso parece un anillo de compromiso o si es lo suficientemente grande para que se vea. En serio, no podía con la risa, las lágrimas me las bebía.

Además de los celos también tenemos que tener en cuenta el grado de protección que demuestra hacia ella mezclado con buena dosis de autoritarismo, preocupación y enseñanza. Sí, chicas, enseñanza porque algunas veces, al dejar que ella se «salga» con la suya le está mostrando caminos a tener en cuenta en el mundo de los negocios.

Eda es demasiado buenaza, influenciable y manipulable si se apela a su tierno corazón. Ponle en una situación donde los sentimientos estén involucrados y pierde la objetividad. Serkan llevaba razón en ello, quiso darle una lección y esperó pacientemente a que ella se rindiera pero... ¿qué pasó en ese momento? Que él mismo la arropó y se metió en la cama con ella para darle calor. No literalmente, ojo, al menos no en ese momento, 😂😂😂

Quiero decir con esto que no pudo verla fracasar. Fue superior a él. Se presentó en la «obra», se pertrechó de «guarrito» y caña y lo mismo pintó una pared que se puso a colgar cuadros. Por cierto, un apunte a esto. Menos mal que es ficción porque este hombre no podría ganarse la vida ni como pintor de brocha gorda ni como albañil. Yo que soy hija de pintor y llevo viendo a mi padre cuarenta años manejando la caña... os puedo decir que Serkan no pintaría una habitación ni en doce horas cuando no lleva ni media. Disculpad que lo haya traído a colación pero son de esas cosas que son inevitables. También pasaré por alto el hecho de que estaba poniendo un tornillo en lugar de una alcayata para colgar un cuadro, 😮

Pero pasemos del momento maniobras que igual Serkan deja de hablarme definitivamente.

Volvamos un poco hacia atrás. ¿Qué guarda Serkan en una caja de cristal sobre la mesa de reuniones? Una bonita flor marchita. La misma flor que un día le dejó sobre esa misma mesa Eda. Lo que me lleva a preguntarme... ¿dónde tiene la barra de labios y las esposas?

-En el mismo lugar donde probablemente Can guarda las botellitas de Sanem.

-¡Ay, mi madre! ¿Les conoces?

-Personalmente, no. Pero según Ayşe algo tendremos que ver con ellos.

-Ay, Dios te oiga, Serkan.

Pero vamos a dejar a los chicos aparcados de momento. Vamos con uno de los secundarios que, en este episodio ha tenido notable relevancia. Me refiero a Aydan. Analicemos el momento estrella de ella, ese momento dónde, con un dolor de cabeza tremendo, se pone en manos de Eda y se deja hacer. Aydan no es consciente de ello pero con eso sólo ha demostrado al espectador de que confía en ella. Es uno de los momentos más hermosos del episodio pese a quien pese y opinen lo que opinen. 

Muchas se han expresado en Twitter que así no se trata una fobia y bla, bla, bla. A ver, aquí casi ninguna somos psicólogos pero hay algo que ha pesado más durante los siglos de los siglos y esto es «el sentido común». Muchas veces, la mejor manera de aplicarlo es observando al otro, en esos momentos, quizás no se actúe de manera «profesional» y ese «querer hacer el bien» puede ser más perjudicial que otra cosa pero... en la gran mayoría de los casos, se ha demostrado que, actuar con el corazón y demostrando amor, surte más efecto que cualquiera de las prescripciones médicas cuando de asuntos del corazón y la cabeza se refiere. Con ello no quiero decir que no haya que hacer caso a los profesionales, ni mucho menos, simplemente digo que la predisposición y el cariño... ¡obran milagros que no logran las técnicas más estudiadas!

Y aquí he de reseñar el papelazo que hace Neslihan, la actriz que interpreta a Aydan. Lo que más me gusta de ella es que, pese a su esnobismo y sus excentricidades, confía y mucho en Seyfi y es muy divertida en su modo de tratar con Eda y tratarla. Se siente superior, la mira por encima del hombro y aun así es incapaz de no tenerla «fiscalizada» a cada rato.

-¿Y eso es bueno o es malo?

-Creo que, en el caso de Aydan, es señal de estima. Pese a que es incapaz de dar su brazo a torcer y llamarte por tu nombre. Sólo tienes que ver que le pediste ayuda con el diseño de interior y te dio su ayuda, le pediste ayuda con el perro de Sevda, Bobby, y también te la ofreció. Y nunca te lo demostrará pero estará agradecida hasta el infinito y más allá por lo que hiciste aquella tarde.Pero volvamos a nuestros chicos. 

Hablando ayer viernes en nuestro desayuno exprés, Tamara me comentó algo que tiene razón cien por cien. A Serkan no le importa regañar a Eda, discutir con ella de cualquier tema delante de todos y si es a gritos o no le importa un ardite. Pero... ¿qué pasa cuando la ve hundida o triste? Siempre pide que los dejen solos. Su manera de ofrecer consuelo es tierna y dulce lo que nos muestra un tipo de hombres con diferentes facetas. Una de ellas es la dura, la que ofrece en los negocios y otra es la tierna en los asuntos del corazón. Como la propia luna... las dos caras de un mismo astro. 

Además se siente orgulloso de ella. Sabe que es alguien que no se rinde fácilmente y eso le impulsa a confiar también en su criterio aunque parezca contradictorio a lo expuesto anteriormente. Eda es capaz de hablarle de tú a tú a toda una diva y hacerla claudicar.

-Esa es mi chica, sí. -Y lo dice con una sonrisa que irradia orgullo.

-¿En serio? -pregunta Eda.

Y vuelve a sonreír con esa forma suya tan torcida como atractiva. Este hombre tiene una suerte de sex appeal que no puede con él. No me extraña que Eda esté tan colada por él. ¿No hay ningún tipo de protesta por parte o parte? No, chicas. Sólo silencio. Eso quiere decir o que les he pillado con la guardia baja o que llevo más razón que un santo.

¿No lo escucháis, chicas? ¿Qué es ese pitido tan molesto que se oye de fondo?

-¿Serkan? ¿Otra vez, hombre?

-No sé de qué me hablas.

Ya. Por eso no para de agitar el brazo izquierdo en un intento de acallar el molesto sonido. Es la segunda vez que le pasa al hombre. ¿No será que su corazón de robot es más humano de lo que quiere dar a entender a todos? ¡Que ya lo hemos pillado con la guardia baja antes, chavalas! Que no es normal las cosas que hace. Se queda embobado mirándola cuando nadie se da cuenta. El santo se le va al cielo (nunca mejor dicho) cuando piensa en ella, la cela y es capaz de abrirle puertas o esperar pacientemente a ver si le arranca o no el coche para llevarla él. Y eso por no decir porque es capaz de dormir en un incómodo sillón si con eso la tiene protegida de Morfeo entre sus brazos. ¡Chico, no tienes remedio! Otra cosa es que des o no tu brazo a torcer, querido.

-Te mueres por una sonrisa de ella, admítelo. Y eres capaz de decirle «nada merece tus lágrimas» si bien luego de hacerle ver la realidad más cruda.
-Es una chica brillante, tenaz y decidida. Cualquier hombre estaría encantado de tenerla en su vida.

Y ahí está, la caída de ojos de ella. La mirada de admiración que siempre le reserva. Son una pareja tan pero tan bonita... Lo siento. Necesito emitir sentencia: Lo que Ayşe ha unido... que no lo separe el  hombre.

Y llegamos al final por hoy. Sí, ya sé que no he hablado ni de la relación de Engin con Piril que poco a poco se va fraguando y donde Piril ya da muestras de que Engin realmente le importa cuando es incapaz de dejar fuera de la ecuación a Ceren (gracias por el apunte, Tami, se me había pasado). Tampoco he hecho referencia al breve encuentro que tuvieron Melo y Kaan ni he nombrado mucho al resto (por no decir que no les he nombrado en absoluto) pero es que este episodio ha sido ellos y poco más que ellos.

Finalizo, finalizo con una imagen impresa en la retina que me pareció de lo más erótica. El momento en el que se abrazan ante el local de ensayo del hermano de Serkan. Sí, señoras, un hermano del que nadie sabía nada que puede (o no) estar vivo. Un momento en el que se supone que están solos y no tienen que demostrar su «compromiso» ante nadie y que es visto por Selin, una mujer que, como el perro del hortelano, ni come ni deja al amo. Ese momento donde los cuerpos se separan tras un cálido abrazo y en el momento de la separación algunos cabellos de ella se quedan prendidos de la barba de él. Ese tipo de escenas no se planean. Esas sutilezas son causa y efecto de la casualidad. Aunque como yo siempre digo... «Una delgada línea separa siempre la coincidencia del destino».

Gracias un día más por acompañarme en esta vuestra casa que es mi blog. Me encantaría que dejarais vuestra opinión en comentarios. Un beso enorme a todas y nos vemos en el análisis del «bölüm» 7.