Título:
| El caso del enigma de las flores | |
Título original:
| The case of the Bizarre Bouquets | |
Serie:
| Enola Holmes (3) | |
Autor/a:
| Nancy Springer | |
Valoración:
| * * * * | |
La chica: | Enola | |
El chico: | - - - | |
Editorial: | Versátil |
Sinopsis
Una nueva entrega de Las aventuras de Enola Holmes, la hermana menor de Mycroft y Sherlock Holmes quien, ante la perspectiva de ser encerrada en un internado por sus hermanos mayores, decide vivir oculta en Londres aunque cerca de su famoso hermano, a quien ayuda a resolver sus casos.
En esta entrega, Enola deberá enfrentarse ni más ni menos que con la desaparición del doctor Watson. Su fina intuición, sus técnicas de camuflaje y su inteligencia llegarán hasta donde no ha llegado el mismísimo Sherlock Holmes.
Opinión
[…]¡Seguía maravillándome el hecho de que el género masculino fuese tan estúpido! Pero la experiencia me había enseñado que la presencia de una mujer bella los transformaba en descerebrados[…]
Desde luego si algo no se puede decir de la señorita Enola Holmes es que no es inteligente. El cerebro de esta chica es tan parecido al de su hermano que apabulla. Enola, al igual que el inigualable Sherlock Holmes posee una mente analítica pero al contrario que éste es impulsiva, temeraria y no posee ni un solo instinto de preservación de la vida. Es una chica alocada que actúa primero y piensa después y creo que ahí reside el secreto de su juvenil encanto.
Quienes me seguís en mis críticas sabéis ya de primera mano el absurdo enamoramiento que siempre he sentido por los personajes del señor Holmes y el señor Watson. Durante gran parte de mi infancia fueron mis compañeros de juego, eché los dientes literariamente hablando con ellos y con la señorita Marple y encontrarme años después con una hermana ha sido para mí una grata sorpresa a la vez que me ha traído a la memoria muchos recuerdos.
Recuerdos de frías tardes arrebujadas en una manta junto a la estufa en casa de mis abuelos y de quedarme despierta hasta altas horas de la madrugada leyendo con la luz de una linterna para que nadie supiese que estaba despierta a horas en las que se suponía que ¡estaba dormida!
Pero volviendo a la señora Springer y la tercera entrega de la hermana de S.H. decir que el libro me ha gustado es decir poco. Sí, ya sé es un libro juvenil. Sí, también soy consciente de que son tan pocas páginas que apenas si te da tiempo de saborear la aventura pero creo que en este último punto reside el éxito de la novela. Su autora sabe condensar en poquísimo más de doscientas páginas una historia completa donde encuentras de todo lo que puede atraer a una chica de catorce años: misterio, intriga, un caso por resolver… y si a eso le añadimos el fresco encanto de la juventud de su protagonista…
Sin embargo he de decir que esta novela jamás se la daría a leer a una chica de catorce años. De diecisiete, sin problemas, pero de catorce… creo que me tocaría pensármelo y pensarlo mucho.
Veréis, Enola, como ya he comentado es una chica impulsiva, vive sola y… ¡tiene catorce años! Todas nosotras sabemos el peligro que una chica de esa edad correría si se lanzase a ese tipo de aventuras en estos tiempos. Creo que habría que ser muy consciente del tipo de personalidad del niño/a en concreto para saber si el personaje de Enola les daría muchas ideas en ese sentido. Como digo, es mi opinión.
Por otro lado, la novela a mí me ha gustado, y mucho. Me la leí de una sentada, la autora lograba ponerme una sonrisa en los labios por la manera en que a veces relata las situaciones en las que se ve envuelta nuestra simpática protagonista. Enola tiene salidas para todo, encuentra soluciones a todo y sobre todo hay un personaje muy querido que al final casi le debe la vida. Además también ha tenido la oportunidad de ponerme el estómago por corbata durante una escena, obviamente no diré cuál, os insto a que la descubráis vosotras mismas pero huelgue decir que es de ésas escenas que difícilmente se olvidan porque pareces estar ahí con la protagonista, en el saliente, expuesta y con riesgo a ser descubierta…
Me encanta la manera en que interrelaciona a los personajes ya conocidos. El modo en que interactúan Mycroft y Sherlock Holmes las pocas veces que aparecen en escena y me lleva a plantearme si en algún momento éstos lograrán dar con su hermana «desaparecida».
La invención con la que su autora lleva a cabo cada detalle de cada escena, el trabajo exquisito que realiza en los diálogos de los que puebla su novela no es sino de admirar. Son ingeniosos en alto grado. Los juegos de palabra, los enigmas que lleva a cabo y que siempre te llevan un poco de cabeza pese a que son sencillos de interpretar.
Si tuviese que destacar una escena divertida en la que me pude reír un rato fue la intervención que Enola tiene con el pilluelo dónde éste le suplica que por favor no se quite la nariz ni el pelo… es, sencillamente, graciosísima. Y tengo treinta y siete años, XD. O, aquélla en la que nuestra joven protagonista comienza a ser consciente de que los hombres son estúpidos por naturaleza, ¿cómo si no sería posible que el mismo hombre reaccione de dos maneras diferentes ante la misma fémina sólo por el hecho de ir ataviada de diferente manera?
Y hablando de mi edad. Una no es que se considere un libro de petete andante pero llevaba años sin tener que recurrir en mitad de la lectura a un diccionario y hoy he tenido que hacerlo… No sé si dar las gracias a su autora o al traductor de la novela pero tuve que soltar el libro, dirigirme a mis estanterías, desempolvar el diccionario y buscar en él la palabra probóscide. Supongo que alguna de vosotras se estará preguntando qué es yo me hice la misma pregunta que vosotras… probóscide es, según el DRAE:
Zool. Aparato bucal en forma de trompa o pico, dispuesto para la succión, que es propio de los insectos dípteros.
Pues bien, una vez expuesto todo esto solo me queda hacerme una pregunta, una importante. ¿Alguna vez estarán frente a frente ambos hermanos detectives y reconocerá a Enola? Espero que Springer nos dé esa respuesta… algún día pero de momento me quedo con saber lo que dice Holmes de su hermana:
—Es una pena que no confíe en mí.
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